Objetivo: Entender los métodos básicos de evaluar la visión útil para el aprendizaje
El maestro realiza la evaluación funcional de la visión (EFV) para verificar cómo usa el niño la vista, a fin de indicar el mejor formato de los materiales educativos o cómo modificarlos.
El proceso comienza con la observación de los ojos para detectar anormalidades, secreciones o desequilibrio muscular. La manera en que las pupilas responden a la luz muestra si los ojos controlan la cantidad de luz que ingresa en el sistema. Deberían disminuir de tamaño cuando se dirige la luz directamente a ellas y agrandarse cuando se la retira. Si el reflejo de una luz dirigida al puente de la nariz cae en distintos puntos de la pupila, puede ponerse en evidencia un desequilibrio entre los músculos.
El equilibrio muscular también indica si los ojos funcionan juntos. Contrólelo con un test en el que se tapa uno de ellos. Llame la atención del niño hacia una luz o un objeto ubicado en el centro y al mismo tiempo cubra uno de los ojos con una mano o un trozo de papel. Mientras la atención y el foco estén todavía en el estímulo central, retire lo que cubre el ojo y observe si este último se mueve (usualmente, hacia el objeto). Repita la experiencia con el otro ojo tapado. El movimiento de cualquiera de los ojos después de descubrirlo indica que no están funcionando juntos, que el ojo que se mueve está comprometido de alguna manera o que no funciona adecuadamente. Si el niño se resiste a que le tapen un ojo, eso muestra que ese puede ser el que funciona mejor.
El campo visual normal es de 180º horizontalmente y 110º en forma vertical. Controle el seguimiento visual del niño al mover una luz u objeto en forma horizontal, vertical, oblicua y circular. Observe la capacidad del niño de prestar atención y seguir el estímulo y si hay alguna demora en el movimiento, o pérdida de atención. Esta información debe ubicarse en el contexto de otras observaciones sobre el equilibrio muscular y el campo visual. Puede confirmar o cuestionar las observaciones previas.
El único límite de este proceso de EFV lo impone la imaginación de quien lo realiza. Controle la mayor distancia a la que puede estar con respecto al niño y aún mantener su atención, observe si puede evitar objetos en la parte inferior del campo visual cuando camina o si se choca con las ramas que están por encima de su cabeza, Si el niño lee la letra impresa, utilice ejemplos de distintos tamaños y fuentes para encontrar la que le resulta más cómoda, lo que determinará la velocidad de lectura y la distancia de los ojos a la que mantiene el texto.